Caramelo, Sukkar Bannat… la película

La semana pasada estaba leyendo el periódico; al llegar sección de espectáculos y revisar la cartelera me topé con el título de una película que de inmediato me hizo querer verla: Caramelo.

Caramelo, o Sukkar Bannat en su nombre original (¡me gusta como suena!), resultó ser una excelente opción para disfrutar en el cine: ligera sin ser insulsa, conmovedora sin ser cursi, realista sin ser cruda. Con una fotografía que te envuelve en el ambiente mientras te van contando la historia de un grupo de mujeres libanesas actuales y en su entorno contemporáneo con sus familias, amores, penas y alegrías.

Para mi el cine libanés es triste, plagado de relatos de guerra e historias trágicas que muestran a un pueblo siempre orpimido, en lucha y con angustia perpetua; la imagen de mujeres infelices y obligadas a ocultar hasta su rostro contrasta con éstas que nos muestra Nadine Loritabaki, directora, coguionista y actriz del filme. Pueden entreverse los dilemas sociales a los que se enfrentan cada una de ellas a través sus rutinas cotidianas, con claridad pero con sutileza y sin desperdiciar tiempo en explicar lo implícito de cada historia; tampoco se gasta el tiempo en dar un tono ético al comportamiento femenino que exhibe; no presenta el final resolutivo de cada conflicto… se puede inferir, pero en realidad no hace falta.

Los varones que presenta contrastan con el árabe misógino de Not Without My Daughter (con Sally Field); presentan un toque de ternura obvio con el enamorado de Layale y el veterano admirador de Rose, hasta la ternura escondida en la paciencia del padre de Nisrine ante los aspavientos de su esposa por pelear alegremente su derecho a ser la más amable y cortés como anfitriona del momento.

La forma en que Nadine Labaki aborda en la película el compromiso de vida entre Rose y su hermana es de una sencillez asombrosa, sin tirarse al drama, pero mostrando el drama mismo de la relación. De hecho esta es la única historia a la que Nadine Labaki le da un final explícito mostrado en la penumbra de los créditos finales. Debo confesar que en esa escena mi corazón se estrujó al enfrentarme a un entendimiento repentino y brusco de las implicaciones de una decisión de vida que permita tener el alma tranquila. Recordé un diálogo de la novela de Vicente Leñero, la vida que se va, donde expone el hecho de que somos el resultado de las decisiones que tomamos.

Vi en algunas reseñas que etiquetan a Caramelo como cine femenino y la comparan con Magnolias de Acero, no estoy de acuerdo; acaso un poco con Pan y Tulipanes si es que quisiera compararla.

Salí sonriendo del cine con el corazón y la cara.

Este es el link del sitio oficial de Nadine Labaki, pero está en construcción, por eso al mencionar al inicio su nombre di otro vínculo de referencia.

Les dejo un trailer de la película: